Todo tiene un comienzo

Todo comenzó en el año 2009. Un joven de apenas veinte años ingresa en la Academia de Guardias y Suboficiales de La Guardia Civil, donde recibe adiestramiento militar, formación jurídico-policial y acondicionamiento físico bajo régimen de internado.

Meses después, en verano de ese mismo año, este comienza el periodo de prácticas anual en una de las unidades del sur de Tenerife. En primera instancia, el ímpetu inicial, y quizás la excesiva juventud, generaron la necesidad de que el mando se viera en la obligación de reconducirlo.

Encontrando el camino

El Comandante de Puesto (Jefe de la unidad), ubica al agente novato al frente de uno de los puestos de mayor responsabilidad, el departamento de violencia de género.

La particularidad que acompaña a los guardias civiles eventuales, es que no pueden permitirse el lujo de cometer errores. Solo uno en una materia tan delicada como esta, podría significar el final de su carrera.

El volumen de trabajo es enorme, los medios escasos, y los mecanismos y protocolos de actuación aún se encuentran en proceso de consolidación.

Superando desafíos

Casi una década después, tras varios destinos y ascensos, ese ya no tan joven guardia, ahora mando, continúa luchando en primera línea contra la Violencia de Género, siendo la unidad que dirige una de las pioneras del país, y sin duda, un referente.

Pero todo ello debe seguir avanzando y su contribución extraordinaria, es participar en la formación de sus compañeros como docente, y prevenir los casos futuros impartiendo charlas y llevando a cabo jornadas especiales en los centros educativos y sus entornos, orientadas al alumnado, sus progenitores, y al profesorado.